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¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción. Como tal, las emociones no son negativas por sí mismas, de hecho todas forman parte del mecanismo que nos permite adaptarnos a las circunstancias que nos rodean.

La función de la ansiedad

La ansiedad, al igual que el miedo, aparece automáticamente cuando percibimos un peligro con el objetivo de prepararnos para hacer frente a esa amenaza percibida y poder enfrentarla.

¿Es malo tener ansiedad?

Podría responder a esta pregunta con otra pregunta ¿Es malo sentir tristeza? Ambas respuestas son negativas. Tener ansiedad no es negativo, no es obligatoriamente un síntoma de tener un trastorno de ansiedad, igual que estar triste no implica tener un trastorno depresivo.

La ansiedad como una emoción positiva

Podemos hacer una comparación para que resulte más comprensible:

Imagina que son las 6 de la tarde y empiezas a experimentar malestar en el estómago, como si te pesara demasiado y, al rato, comienzas a notar ciertos pinchazos. Unos minutos después sí o sí tienes que ir al baño. Resulta que te ha sentado mal algo que has comido. Pero al día siguiente después de haber eliminado esa comida que te sentó mal, estás como una rosa.

El hecho de haber ido al baño y haber experimentado malestar estomacal, no es malo, es un aviso de que algo te ha sentado mal y tu cuerpo trata de expulsarlo de forma natural. No hace falta tomar medicación ya que la toxina se ha expulsado rápida y naturalmente.

Con la ansiedad ocurre algo similar. Cuando sentimos ansiedad notamos que hay algo que va mal o que puede llegar a ir mal, algo está en peligro: las notas, el empleo, la economía, una relación, etc. Esa ansiedad nos motiva a ponerle solución a un posible problema. Cuando lo solucionamos, la ansiedad desaparece.

Por tanto, podríamos ver la ansiedad como algo positivo, ya que nos motiva y hace que centremos todos nuestros recursos en prevenir o en afrontar un posible peligro.

¿Cuándo es negativa la ansiedad?

Primero quiero aclarar una cuestión, la ansiedad no es negativa. Lo negativo son las consecuencias que produce esa ansiedad. 

Cuando la ansiedad produce consecuencias indeseadas de forma repetida, como bloqueos, temblores, insomnio, incapacidad para concentrarse, dificultad para respirar, etc, sí es conveniente tratarla porque no está cumpliendo su función.

La función de la ansiedad es prepararnos para afrontar situaciones peligrosas y para ello nos activa a nivel fisiológico, por este motivo se producen los conocidos síntomas de la ansiedad (taquicardias, sudoración, visión borrosa, sensación de ahogo, etc). 

ansiedad negativa

Sin embargo,  normalmente, la ansiedad no tiene por qué provocar estos síntomas siempre y cuando nos orientemos a la acción y solucionemos ese posible peligro que percibimos. 

Lo que ocurre es que muchas veces esa evaluación que hacemos sobre las amenazas que nos rodean superan la percepción que tenemos acerca de nuestra propia capacidad para hacerlas frente.

Como las consecuencias de que la amenaza percibida se ven tan horribles y nos vemos incapaces de controlar el resultado, entramos en pánico y la ansiedad se hace notar de forma mucho más intensa con la aparición de sus síntomas, ya que no los estamos orientando a solucionar un problema, sino que más bien, a nivel de pensamiento estamos identificando todavía más problemas provocados por ocurrencia de eso tememos que pase:

Por ejemplo, pongamos que mañana tengo un examen y dentro de dos días otro. Me he propuesto estudiar esta mañana el examen que tengo dentro de dos días y esta tarde el de mañana ya que sólo tengo que repasar. 

Mientras estoy estudiando el examen de dentro de dos días no me doy cuenta hasta pasado un buen rato de que llevo repitiendo el mismo punto media hora, me he distraído. Cuando me doy cuenta de ello me viene a la cabeza lo siguiente: Madre mía, no se me queda nada. No avanzo y tengo que repasar el examen de mañana que es que encima seguro que ya se me ha olvidado estudiando esta asignatura.

ansiedad estudios

Empiezo a sentir calor y me entra como una sensación de ahogo en la garganta, casi ganas de llorar. Me agobio más porque estoy perdiendo tiempo y es que no tengo tiempo. Uf, ya me cuesta respirar. Y empiezo a pensar que voy a perder toda la mañana….y así sucesivamente.

Probablemente perdería bastante tiempo si siguiera dándole vueltas a que no me da tiempo y además el ponerme cada vez más nerviosa me seguiría impidiendo centrarme en el estudio. Es decir darle vueltas a que no me da tiempo no me va a ayudar a hacer frente a una amenaza, que puede ser real o no. 

En este caso la percepción de la amenaza esta basada en el temor a olvidar el temario del examen de mañana. Podría poner solución, podría dar una vuelta por encima al examen de mañana y después ponerme a estudiar el examen de dentro de dos días. Solucionado, mi miedo era infundado, no he olvidado el temario. Ya puedo hacer un descanso y seguir con el examen de dentro de dos días. Ya no tengo ansiedad.

En el caso anterior la ansiedad surgió por la falta de tiempo y el temor a olvidar algo muy urgente, el contenido del examen de mañana ¿Qué es más importante? Priorizar y ponerse a la acción ha solucionado esa ansiedad. 

Sin embargo, muchas veces los temores son infundados, no tienen una base objetiva de dónde ser sacados y aquí es nuestra mente la que engaña al cerebro haciéndole ver peligros donde no los hay o tratando de controlar cosas que no están en nuestras manos. 

Aquí la ansiedad no tiene ningún sentido. Por tanto esa activación fisiológica produce por temores infundados sólo traerá consecuencias negativas. Aquí es donde podríamos decir que la ansiedad, como emoción nos perjudica.

Trastornos en los que ansiedad tiene un papel muy importante

En algunos trastornos como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo compulsivo o en las fobias, la ansiedad, o más bien el cómo reaccionamos ante la aparición de esa ansiedad, juega un papel clave.

La ansiedad en el trastorno de ansiedad generalizada

En el trastorno de ansiedad generalizada, la persona se siente mal por preocuparse, preocuparse por cosas que la persona cree que no debería preocuparse, le genera mayor preocupación y esa preocupación, ansiedad. 

Se produce un círculo vicioso en el que la persona comienza a imaginar las consecuencias de darle tantas vueltas a las cosas. Esas consecuencias que se imaginan suelen ser catastróficas o muy negativas, y claro, nuestro cerebro manda un mensaje de alerta y nuestro cuerpo se prepara para hacerlas frente, apareciendo así los síntomas de ansiedad. 

Por ejemplo: estar nerviosa hará que me bloquee en el examen y lo suspenda. 

La ansiedad en el trastorno obsesivo compulsivo

En el trastorno obsesivo compulsivo un pensamiento de carácter peligroso (obsesión) nos pone en alerta, dispara la ansiedad, y la persona interpreta esa ansiedad como una señal de peligro real que debe eliminar haciendo algo que elimine la percepción de peligro, es decir llevando a cabo un comportamiento que elimine esa ansiedad. Ese comportamiento es al que se denomina compulsión. 

Pongamos la situación típica de haber cerrado la puerta con llave. La persona está en la cama, justo cuando está empezando a quedarse dormida, un pensamiento acerca de la posibilidad de haberse dejado la puerta sin cerrar con llave le pone en alerta. Empieza a pensar en las consecuencias negativas de haber dejado la puerta sin cerrar, se levanta y comprueba que ha cerrado la puerta. Elimina la percepción de peligro, se tranquiliza y vuelve a la cama. A los 20 minutos le vuelve la duda de si ha cerrado o no con llave la puerta. Trata de convencerse de que sí, que lo ha comprobado, pero sigue creyendo en la posibilidad de dejársela abierta y eso le genera ansiedad. Así que finalmente decide levantarse y volver a comprobar que la llave está echada. Abre la puerta y la vuelve a cerrar con llave para cerciorarse realmente de que está cerrada. Así la mayor parte de la noche.

ansiedad en el trastorno obsesivo compulsivo

La ansiedad en las fobias

En las fobias hay una situación en la que se teme que vaya a ocurrir algo negativo o peligroso. Esa expectativa negativa genera ansiedad cada vez que la persona trata de enfrentarse a ella, por lo que, normalmente, acaba evitándola por el temor a que su expectativa se haga realidad.

Eliminar la ansiedad

Como se puede observar, el problema no es la ansiedad en sí misma, sino el cómo reaccionamos cuando esta aparece. Por ello se habla de gestionar la ansiedad y no de eliminarla, eliminarla puede o no ser posible, pero desde luego, no es funcional. Sería el equivalente a eliminar la ira, la tristeza o la alegría. Puede gestionarse, pero no es algo que podamos anular.

Escrito por Esther Blázquez Álvarez, psicóloga en Epsiba Psicología.

 

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