Para superar la depresión primero hay que comprenderla, ver qué es lo mantiene ese estado de ánimo y tomar conciencia de que no va a irse como por arte de magia.
Superar una depresión requiere de esfuerzo.
Indice
Entender la depresión:
La depresión puede definirse de muchas maneras, pero en todas ellas hay un cambio que supone la disminución de aquello a lo que se refiere.
Al buscar la palabra depresión en un diccionario encontramos definiciones diferentes como las referidas a un terreno, a la economía, a la atmósfera y, por supuesto, a la depresión como un trastorno del estado de ánimo.
Todas esas definiciones tienen algo en común: un descenso.
Si hablamos de depresión económica, por ejemplo, nos estamos refiriendo a un período de disminución en la actividad económica, con sus correspondientes consecuencias: el nivel de recursos disminuye, los empleos también son menores, las inversiones realizadas son bajas, etc.
Prestar atención a los primeros síntomas:
En la depresión anímica ocurre algo parecido, pero a nivel personal, lo que puede dificultar que algunas personas no lleguen a comprender lo que ocurre, pero el proceso es similar al de la depresión económica:
Ciertos factores han desencadenado una bajada en nuestro estado de ánimo.
En algunos casos, no nos damos cuenta de que ya había síntomas que podrían derivar en una depresión: se pasa más tiempo en casa y en soledad, cambios en el apetito, pasar más horas durmiendo o en la cama, ya no se hacen cosas que antes resultaban agradables de hacer porque ahora suponen un esfuerzo, etc.
Entonces, como no se ha visto venir esa depresión, tampoco se ha hecho el suficiente esfuerzo para ir reduciendo esos síntomas que podrían derivar en una depresión consolidada.
Ahora esos síntomas son más difíciles de de vencer porque se han asentado y han pasado a ser el centro de nuestra atención controlando nuestra vida.
Consecuencias de la depresión:
Las consecuencias de la depresión, además de a nivel cognitivo , como expliqué en un anterior artículo, inciden también en la motivación, en el trabajo o los estudios, en la actividad personal diaria y también en la actividad social.
Artículo: Explicando la depresión desde el modelo de esquemas cognitivos
Cuando una persona tiene una trastorno depresivo todo cuesta más por varias razones:
- La motivación disminuye
- El interés por los demás es menor. Las ganas de quedar con otras personas son casi nulas porque o se prefiere la soledad, o se realizan anticipaciones negativas de lo que pueda ocurrir si quedamos con alguien.
- Disminuye el interés por realizar actividades que antes resultaban agradables. Realizar una actividad supone un gran esfuerzo, sobre todo si llevamos un tiempo sin realizarla.
- Las expectativas sobre lo que ocurrirá si se hace algo son negativas debido a que también la percepción que se tiene sobre el propio desempeño es asimismo negativa.
- El autoconcepto es negativo.
- Los propósitos se desdibujan y se difuminan, no se ve un futuro claro.
Salir de la depresión
La sensación que se tiene cuando una persona está deprimida es una consecuencia de todo lo mencionado anteriormente, pero al mismo tiempo, además de ser una consecuencia es una causa de las anteriores consecuencias o síntomas.
El estado de ánimo deprimido surge y se mantiene por los síntomas cognitivos y conductuales que la rodean.
Viéndolo así podríamos generar la siguiente hipótesis: si los síntomas cognitivos y conductuales cambian, también cambiará el estado de ánimo deprimido.
En parte es así y en parte no ¿Por qué digo esto?
A veces parece que esperamos que por arte de magia las ganas de empezar a hacer algo surjan de la nada, surge la esperanza de que un día nos levantaremos y nos encontraremos motivados, con alegría y con la sensación de que hoy todo va salir bien.
Pero como la magia no existe, la probabilidad de que esto suceda es mínima, sobre todo cuando llevamos arrastrando ese estado de ánimo durante varias semanas.
Ahí surge uno de los problemas que conlleva la depresión, la motivación, y por ello, al principio del artículo hice el símil de la depresión como trastorno de ánimo y la depresión económica.
Piensa por un momento: si no se luchare para recuperarse de una depresión económica, si nadie hiciera nada, no se propusieran alternativas de actuación y estas no se llevasen a cabo ¿Cómo podría recuperarse la economía de un país? Si no se hiciera nada, cada vez se hundiría más porque los billetes no surgen de la nada. Primero habrá que crear trabajo, gente que genere dinero y lo gaste en otras empresas para que poco a poco la economía fuera moviéndose y aumentando a la vez.
Lo mismo ocurre en el caso de la depresión como trastorno del estado de ánimo. El estado de ánimo no va cambiar sin un esfuerzo: las expectativas no cambiarán si no intentas enfrentarte a ellas. Para superar la depresión, hay que luchar contra ella. Para esa lucha propongo lo siguiente:
Actívate
A menudo, cuando una persona tiene un trastorno depresivo, deja de lado la realización de actividades que antes resultaban agradables. También cumplir con las obligaciones diarias se hace pesado, cuando antes se hacían de forma automática (cocinar, hacer la compra, levantarse para ir al trabajo, etc).
Cuesta identificar qué actividades podrían reportar cierto grado de satisfacción cuando nada resulta motivador. Sin embargo, seleccionar actividades que dominamos, aunque suponga un esfuerzo el realizarlas, nos hace valorarnos, mejora el concepto que tenemos de nosotros mismos.
Por ello, es buena idea seleccionar aquellas actividades que en un pasado se te daban bien, aunque ahora mismo uno dude de sus habilidades, puede aumentar la percepción que tenemos sobre nuestras capacidades con la consecuente mejora de la autopercepción y de la visión del futuro próximo.
Recomiendo hacer una lista de posibles actividades que pudieran generar satisfacción, ya sea porque resultan agradables, porque nos hacen sentir útiles o valorados o porque son importantes para uno mismo.
Planifica
Planificar las actividades no es algo fácil cuando una persona anticipa que no va a disfrutar con nada nada y que, además, tendrá que hacer un esfuerzo enorme para llevar a cabo cualquier cosa. Pero recuerda que ese esfuerzo es requerido para sentirte mejor.
¿Por dónde empezar?
¿Qué cosas pueden hacer que me sienta mejor?
Tal vez hayas descuidado ciertas responsabilidades que ahora ves como obligaciones, pero que antes no te costaba esfuerzo realizarlas porque formaban parte de tu rutina y no te parabas a evaluarlas: cocinar, fregar, ir a trabajar o a clase, estudiar, asearse, etc.
A lo mejor, ya no le das tanta importancia a valores que antes te motivaban a hacer cosas: amigos, familia, trabajo, estudios, trabajo comunitario, etc.
O puede que hayas abandonado totalmente tus hobbies o aficiones como salir de compras, dar un paseo por la naturaleza, hacer ejercicio, bailar, pintar, tocar un instrumento, escribir, etc.
Identifica las dificultades
Pregúntate si hay algo que dificulta o impide que lleves a cabo lo que crees que podría resultarte agradable de hacer.
Por ejemplo: Me levanto a las 12 y media, como, veo un rato la TV, me echo la siesta y cuando quiero darme cuenta son las 8 de la tarde y ya no me apetece hacer nada.
Aquí podemos identificar cuál es el principal impedimento: La hora de levantarse y la siesta larga.
Realizar el esfuerzo necesario y modificar esa rutina diaria de sueño para poder avanzar y sentirnos algo mejor implicaría el levantarse más temprano y así tener más tiempo para realizar cosas.
Levantarse más temprano al principio conlleva dormir menos, y si encima te acuestas tarde las ganas de levantarse serán aún menores, pero el esfuerzo realizado dará resultado, no el primer día ni el segundo tal vez, pero el cuarto, aunque se perciba lejano, seguro que se notará una mejoría.
Se está realizando un cambio que conlleva otros cambios, y esos otros cambios darán lugar a otros cambios.
Ponte en marcha
Intenta apuntar bastantes actividades, las que te vayan viniendo a la mente, y luego evalúa el nivel de dificultad que conllevaría hacerlas, es mejor empezar por aquella que resulte más viable.
Seguramente, la primera vez que comiences a realizar actividades que antes dominabas, sientas que no eres tan bueno como lo eras antes.
Si haces un registro anotando la actividad, el nivel de agrado, y la importancia que conlleva el haberlas realizado, al cabo de los días verás como el nivel de satisfacción que generan va en aumento.
Al principio puede que te cueste centrarte y que suponga más esfuerzo, pero así podrás demostrarte que con el paso de los días, las cosas van yendo mejor.
Acude a un psicólogo
Si estos consejos funcionaran en todos los casos, comprar un libro de autoayuda sería la solución a muchos de los problemas. Por esta razón, es aconsejable contar con un profesional de la salud mental en el proceso de recuperación.
Te ayudará y dirigirá hacia tu recuperación y te enseñará a manejar las dificultades que pueden ir apareciendo durante el proceso. Además te proporcionará las herramientas y habilidades necesarias para evitar recaídas futuras.
Escrito por Esther Blázquez Álvarez, psicóloga en Epsiba Psicología.
Infórmate sobre el tratamiento de depresión
¿Quieres información sobre los servicios que ofrecemos en Epsiba Psicología?